Cuanto más sonreía, más ganas tenía de odiarlo y aun así, eso era precisamente lo que lo hacía imposible.
lunes, 21 de mayo de 2012
Y así es como me siento cuando te miro.
El cosquilleo en la tripa, la sonrisa de oreja a oreja, las ganas de más, de que se pare el tiempo, de abrazarte y no soltarte, de tenerte durante una eternidad; aquí, a mi lado, escuchando cómo me dices muy bajito lo mucho que me quieres.
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