Cuanto más sonreía, más ganas tenía de odiarlo y aun así, eso era precisamente lo que lo hacía imposible.
martes, 6 de agosto de 2013
Tonto.
<<Recuerdo que la última vez que logré hablar de él Miriam me dijo: "Déjale, porque sino, no se va a olvidar de ti".
El problema no fue ese, el problema fue que era yo la que no se podía olvidar de él.>>
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