Cuanto más sonreía, más ganas tenía de odiarlo y aun así, eso era precisamente lo que lo hacía imposible.

sábado, 16 de junio de 2012

Perdoné errores casi imperdonables. Intenté sustituir personas insustituibles y olvidar personas inolvidables. Me decepcioné de personas que pensé nunca me decepcionarían. Sonreí cuando no podía. Hice amigos eternos. Lloré oyendo música y viendo fotos. Llamé solo para escuchar una voz... Pensé que me moría de tanta tristeza.Tuve miedo de perder a alguien especial... Pero sobreviví. Aprendí que a veces el que arriesga no pierde nada, y que perdiendo también se gana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario